¿Podría la pornografía ser feminista?

Podemos seguir creyendo el estereotipo que dice que las mujeres no miran porno y que solo son víctimas de él, pero lo cierto es que una de cada tres mujeres mira porno, miles de mujeres participan en la creación de pornografía (siendo actrices o hasta produciendo su propios videos en casa aunque sea contenido amateur) y algunas son incluso cineastas profesionales.

Erika Lust, famosa cineasta erótica y feminista, cuenta que empezó a hacer películas para adultos porque le "costaba" ver la pornografía convencional donde las mujeres se comportaban "como vehículos" para el placer masculino.

Cada mes, Erika elige dos cuentas personales o fantasías de las muchos comentarios anónimos que recibe a través de su sitio web y luego las transforma en películas para adultos. “A mis espectadores les gusta el aspecto realista de mis películas, ya que pueden verse a sí mismas en ellas, a sus parejas, a ese chico o chica que te cruzaste en la calle o en un bar”, explicó. También afirma que para ella, la pornografía se sentía estereotipada y centrada en el placer del hombre y que espera que sus películas no solo normalicen el placer sexual para las mujeres, sino que también rompan el cliché de los hombres en la pornografía como "máquinas sexuales con penetración". Esto nos podría hacer pensar, ¿qué puede ser más feminista que eso, verdad? Esta mujer crea películas eróticas de pornografía feminista donde las mujeres pueden tener verdadero placer y sentirse representadas en las historias, al mismo tiempo que desmantela los estereotipos que perpetúan la masculinidad tóxica y ejercen una presión innecesaria sobre los hombres.

Muchos estudios han demostrado que las mujeres se excitan igual o más que los hombres. Por todo esto, tiene sentido que las mujeres quieran participar en cómo mostramos y enseñamos el sexo en esta sociedad.

“La noción de que la sexualidad de las mujeres es de alguna manera menos que la de los hombres es bastante nueva. Antes de 1700, considerábamos a ambos sexos como obscenos, apasionados e inmorales. Esto significaba que creíamos que las mujeres y los hombres eran igualmente sexuales y que el placer sexual no era solo una prioridad masculina”, escribe la terapeuta sexual Leigh Norén.

Durante mucho tiempo, la pornografía fue una de las principales vías de aprendizaje sobre el sexo y la sexualidad de los niños y adultos jóvenes (la edad promedio para iniciarse en el consumo de pornografía es de 11 años). Por suerte hoy en día, cada vez hay más escuelas que intentan mejorar la educación sexual que imparten y también hay más educadores sexuales que enseñan que la pornografía en su mayoría no es “sexo real” ni la mejor forma de aprender sobre sexualidad de forma saludable.

Esto es muy importante, ya que se ha demostrado que el uso de la pornografía puede moldear las prácticas sexuales y está a su vez asociada con prácticas de salud sexual inseguras como no usar condones y sexo anal y vaginal sin protección, puede aumentar los niveles de auto objetivación y dismorfia corporal en adolescentes. También puede producir “incertidumbre sexual” sobre las creencias y valores sexuales y puede estar relacionado con la insatisfacción sexual, la ansiedad y el miedo (esto solo por mencionar algunos ejemplos).

En ese sentido podríamos decir que cineastas responsables como Erica Lust, que además de crear películas de pornografía feminista que empoderan y 'positivas para la sexualidad’, también se aseguran de pagarles a los actores y actrices un salario justo y de tratarles con respeto (algo que no se ve seguido en la industria del cine erótico), está ayudando a crear una sociedad más igualitaria y respetuosa.

Sin embargo, no podemos ni debemos ‘cubrirnos los ojos’ fingiendo que la industria del porno es un lugar inclusivo y saludable. Lamentablemente, Erika Lust es menos que la excepción. No podemos ignorar que hay abuso, violación, secuestro, trauma, racismo y misoginia presentes en casi cualquier sitio web de pornografía y que no se está haciendo mucho al respecto. Si comenzara a escribir sobre las conexiones entre la pornografía y la misoginia, la violación y el abuso a niños y minorías, no terminaría este artículo.

Documentales y docuseries como 'Hot Girls Wanted: Turned On', 'Over 18%', 'The Most Hated Man on the Internet', 'Beyond fantasy' y más muestran la realidad que hay detrás de esta enorme industria. También hay innumerables "estrellas porno" que valientemente han sacado a la luz sus historias para mostrar cuánto sufrieron al trabajar como actriz en el porno como Mia Khalifa, Lana Rhoades, Bree Olson y muchas más.

Incluso hay estudios que prueban que la violencia doméstica está relacionada con la pornografía. Un artículo escrito por Haley McNamara explica cómo la pornografía crea expectativas de violencia y abuso, cuántos abusadores usan pornografía/fotos desnudos hechos por parejas para manipular y extorsionar a las víctimas y que el uso de pornografía por abusadores domésticos aumenta las probabilidades de agresión sexual.

Por lo tanto, es comprensible que muchos se pregunten cómo es posible ser feminista mientras se colabora a una industria que viola, abusa, degrada y paga mal a las mujeres. Este tema, como la mayoría de ellos, no es una situación de blanco o negro. En muchas otras instituciones como la educación pública y privada, la política e incluso el deporte siempre ha habido historias horribles de mujeres que son víctimas de muchos tipos de abuso y la pornografía no es la excepción.

Creo que dado que existimos en un sistema y sociedad patriarcal, todo lo que se produzca dentro de él puede y en su mayoría estará influenciado por los valores patriarcales y por lo tanto, conducirá a que exista abuso hacia las mujeres y las minorías.

 

¿Qué hacemos?

Podemos llamarlo pornografía feminista o simplemente contenido y consumo de porno más saludable. Esto significa que en lugar de crear películas centradas en la objetivación y, a menudo, el abuso de las mujeres, creamos películas centradas en el respeto y el placer mutuo. No se puede negar que ver películas pornográficas es excitante, y eso no es algo malo. Mientras toda la involucrada sea tratada con respeto, se le pague de manera justa, participa voluntariamente y la película transmita mensajes claros de satisfacción y placer, no debería haber problema. El problema es lo que la mayoría de los sitios web actuales enseñan a las personas y les hacen pensar que así es como se ve el sexo y que así es como todos deberían comportarse.

Está bastante claro que el consumo de pornografía continuará durante muchos años, y está bien, pero deberíamos intentar crear mejor contenido, contenido ético, como el de Erika Lust. Esto implica pagar por un contenido de calidad, como cualquier otra película o curso que vemos en línea, donde las personas que los crearon son recompensadas justamente.

Todos deberían tratar de concienciar a los demás sobre la realidad de la industria del porno, ya que todos pueden tener un impacto en alguien. Este no es un trabajo solo de los educadores sexuales, sino de todos nosotros, y esto empieza por dar primero nuestro propio ejemplo.

De esta manera, podemos empezar a promover una influencia más saludable en todos los que miran pornografía (feminista), especialmente en las generaciones más jóvenes por venir.

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